Ayer estuve escribiendo la historia, aunque hay que cambiar algunos detalles de alguna escena.
LA REINA QUE DABA CUERDA AL TIEMPO
Todo el mundo decía que la reina llevaba siempre un reloj en su mano. Se le salía el corazón por la boca a todas horas.
Corría de un lado al otro del palacio dándole cuerda a todos los relojes y anunciando cuándo era la hora de comer o de dormir la siesta.
Y así fueron pasando los días y las noches, sin darse cuenta la reina del lento pero implacable proceso que iba tejiendo su cuerpo de plumas blancas. Siempre estaba tan ocupada.
Un día alguien se dejó una ventana de palacio abierta y sin pensarlo, y gracias a las plumas que ya cubrían todo su cuerpo, salió volando. Torpemente al principio pero con una gran elegancia una vez que se hubo acostumbrado al nuevo medio. El reloj que tenía en ese momento entre las manos fue su único equipaje.
Todo el reino se paralizó porque nadie sabía qué hora era. No sabían si comer o dormir, si mirar la tele o jugar al ajedrez.
Pasados unos días bastante caóticos, todos se acostumbraron al nuevo reino atemporal y empezaron a comer cuando tenían hambre, a dormir cuando tenían sueño y a leer cuando les apetecía.
Cada vez que alquien veía un reloj abandonado sobre la rama de un árbol se acordaba de la reina, pero nadie supo nunca nada más de ella.
FIN
Aunque si alguien quiere escribir una versión alternativa, en el mismo orden, o cambiándo las escenas, está invitado :)
6 comentarios:
Hello, pleased to meat you. I like these brown illustration a lot :)
I meant - meet you - ha ha.
Hi :)
I´m very glad you like them.
I admire your work very much. You´re one of my favourite illustrators.
Mmm... ¿y ya tiene el texto?
Ayer estuve escribiendo la historia, aunque hay que cambiar algunos detalles de alguna escena.
LA REINA QUE DABA CUERDA AL TIEMPO
Todo el mundo decía que la reina llevaba siempre un reloj en su mano. Se le salía el corazón por la boca a todas horas.
Corría de un lado al otro del palacio dándole cuerda a todos los relojes y anunciando cuándo era la hora de comer o de dormir la siesta.
Y así fueron pasando los días y las noches, sin darse cuenta la reina del lento pero implacable proceso que iba tejiendo su cuerpo de plumas blancas. Siempre estaba tan ocupada.
Un día alguien se dejó una ventana de palacio abierta y sin pensarlo, y gracias a las plumas que ya cubrían todo su cuerpo, salió volando. Torpemente al principio pero con una gran elegancia una vez que se hubo acostumbrado al nuevo medio. El reloj que tenía en ese momento entre las manos fue su único equipaje.
Todo el reino se paralizó porque nadie sabía qué hora era. No sabían si comer o dormir, si mirar la tele o jugar al ajedrez.
Pasados unos días bastante caóticos, todos se acostumbraron al nuevo reino atemporal y empezaron a comer cuando tenían hambre, a dormir cuando tenían sueño y a leer cuando les apetecía.
Cada vez que alquien veía un reloj abandonado sobre la rama de un árbol se acordaba de la reina, pero nadie supo nunca nada más de ella.
FIN
Aunque si alguien quiere escribir una versión alternativa, en el mismo orden, o cambiándo las escenas, está invitado :)
Me gusta. En cuanto a eso de escribir otra historia... mmm... qué tentación... no sabe lo que ha hecho. Le mandaré una cosa.
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